Uvas, parras y viñas

Lo que necesitas saber para cuidar de ellas

Mildiu
Esta enfermedad afecta sobre todo a los parrales. Se caracteriza por producir unas manchas de color verde pálido en el haz de las hojas y un moho pubescente en el envés. Las áreas afectadas se secan y se vuel ven quebradizas y, como consecuencia, las hojas se encrespan y caen. Los granos enfermos se contraen y se tornan marrones y correosos. Las puntas de los sarmientos también pueden verse afectadas. Elimine y destruya todos los pámpanos y las hojas enfermas para evitar que el hongo sobreviva durante el invierno, aunque algunas esporas pueden pasar el invierno en las yemas y en los sarmientos. Si sospecha que la infección puede producirse, aplique un rociado protector con zineb, mancoceb, caldo bórdeles o cobre líquido, antes de que las vides estén en flor, y repita esta operación a intervalos de entre 10 y 14 días, aban­donándola en el momento en que el rociado pueda resultar dañino para la fruta. (Véase también Erinosis, descrita en la pág. 57.)
Podredumbre gris o botrítis
Es la enfermedad más perjudicial de las que pueden afectar a los pa rrales, aunque puede dañar también a las uvas en un invernadero mal ventilado y con un alto grado de humedad.
Las uvas afectadas se pudren, y quedan cubiertas por una densa masa vellosa de color marrón grisáceo, producida por el desarrollo de los hongos. Los hongos pueden herir los granos directamente, o bien invadir las partes florales, de modo que los frutos broten ya infectados. En cualquiera de los dos casos, una vez que la enfermedad se ha esta blecido, se puede extender rápidamente tanto por contacto como por esporas aéreas, muy numerosas. Con clima húmedo o en invernaderos húmedos, la pérdida de producción puede ser considerable. En los in vernaderos se puede prevenir la enfermedad hasta cierto punto por medio de una ventilación adecuada que reduzca la humedad, y supri miendo con rapidez los granos y las hojas enfermas. Cuando se mani fieste la enfermedad, fumigue el invernadero con humo de tecnacene.
En los parrales cultivados al aire libre resulta difícil controlar la en­fermedad; por ello, cuando se produzca una humedad persistente, pro cure mejorar la aireación de los racimos mediante un aclareo y su primiendo con sensatez algunos de los sarmientos. La podredumbre gris se puede controlar durante una estación o dos con benomyl, car-bendazim o metiltiofanato, pero el uso de estos fungicidas puede con llevar el desarrollo de especies de hongos resistentes a ellos, con lo que dejarían de ser efectivos. Existen fungicidas especiales para combatir esta enfermedad en las plantaciones comerciales, y puede resultar con veniente asesorarse a este respecto.
Podredumbre de las raíces
Tanto la vid cultivada en el exterior como en el interior, es propensa a la infección por hongos nacidos en la tierra, que pueden matar las plantas afectadas con gran rapidez. Se presentan en forma de abanicos blancos que se desarrollan bajo la corteza de las raíces y de los sar mientos principales, justo hasta llegar al nivel del suelo. Sobre las raí ces enfermas pueden aparecer estructuras negro amarronadas, deno minadas rizomarfas, que crecen a través del suelo y transmiten la en fermedad. El control de este hongo es difícil, de ahí que resulte esencial localizar el foco de la infección, de manera que se puedan sacar todos los restos de madera, para quemarlos junto con las vides muertas o en fermas y con la mayor cantidad posible de raíces. El suelo debe tratar se con un producto que contenga una emulsión fenólica o esterilizada, con una solución al 2 % de formaldehído, o bien cambiarlo antes de replantar.
Oídlo
Esta enfermedad resulta más problemática en el caso de uvas cultiva das a cubierto, sobre todo en invernaderos fríos, y especialmente cuan do el suelo es seco y la atmósfera húmeda o estática. También es co rriente el oídio en los parrales, sobre todo en los que se cultivan en lu gares muy secos, como pueden ser algunas paredes. Se desarrolla como un manto blanco y ralo de esporas, y el síntoma más evidente lo consti tuye la decoloración gris o purpúrea de las áreas afectadas. La enferme dad puede atacar también a las flores y los frutos provocando su caída. En una etapa posterior, las uvas pueden endurecerse y encogerse, con el consiguiente estallido del grano. Y a menudo, en esta fase, las plan tas son atacadas por un hongo secundario, como la podredumbre gris, que puede producir una podredumbre extensiva.
El oídio se puede prevenir hasta cierto punto abonando el suelo y regándolo para evitar la sequía. En cuanto aparezca la enfermedad, aplique benomyl, metiltiofanato o triforina con bupirimato. También se puede espolvorear o sulfatar con azufre. Si la enfermedad se ha pre sentado ya en años anteriores, la primera aplicación del fungicida, cualquiera que sea el que se utilice, deberá producirse entre 10 y 14 días antes del momento en que se espera la manifestación de la enferme dad. Para controlarla, bastará con cuatro aplicaciones a lo largo de la temporada. En un invernadero frío, y con clima nublado, puede resul tar imprescindible encender temporalmente la calefacción para evitar una excesiva humedad ambiental. También será necesario prever una ventilación controlada pero suficiente para asegurar una buena circula ción del aire. Hay que evitar el exceso de sarmientos y de follaje, para soslayar la estaticidad del aire. En un invernadero con calefacción, los tubos se pueden pintar con una solución de azufre, procurando evitar el contacto con el follaje joven. La solución se prepara mezclando a partes iguales azufre soluble y jabón blando, para formar terrones del tamaño de una pelota de golf. Se disuelve uno de estos terrones en una jarra con un poco de agua, removiendo con el pincel que se vaya a uti lizar para pintar los tubos. La misma mezcla se puede usar para pintar los tallos de la vid durante su hibernación, después de rascar suave mente la corteza suelta con un cuchillo

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